viernes, 7 de agosto de 2009

Llego su hora (Al otro lado de la puerta - continuación del cuento posteado anteriormente).

“Casi te tengo, estás acorralado, no tienes escape. Al primer traspié serás mío”. Ya no tiene caso que se oculte, que intente seguir huyendo, pero aún así lo comprendo, es natural luchar por la propia supervivencia, incluso cuando es sabido un final inevitable; puesto que lo es, sobre eso no tengo dudas. No hay forma de que logre escapar. No tiene salida, ya esta todo decidido, solo que no puede asumirlo.
Lo vi entrar en la habitación al final del pasillo. Me acerco con cuidado. Es preferible darle alguna esperanza de escape. De esa manera si intenta huir no me resultará difícil enterrarle el acero en su pecho.
Ahora que estoy más cerca de la puerta puedo por momentos escucharlo respirar. Tiene miedo. Tiene razones para temer. Está acabado, es su fin.
Me cuesta contener mi emoción, ya casi puedo saborear el momento en que sienta el calor de su sangre en mis manos. No existe parangón para la excitación que produce darle fin a una vida, es extraordinaria la sensación de poder, tanto que no puedo evitar que los músculos de mi espalda se contraigan por la satisfacción, casi orgásmica, y esto provoca que dé un pequeño traspié, haciendo crujir el piso de madera.
De todas maneras no importa, no logrará escapar de mí. “Voy a intentar escuchar que sucede del otro lado”. Apoyo mi oído derecho contra la puerta, puedo sentir pequeños roces contra esta. “Debe estar apoyado del otro lado, para intentar mantenerme fuera, pobre tonto”. Lo siento tan cerca que me relamo de placer, casi no puedo esperar.
Me inclino hacia atrás un paso y pateo con fuerza la puerta, pero no se abre. “No tiene sentido que vuelta a intentarlo, no creo lograr derribarla mientras él esté ahí haciendo fuerza, desviviéndose por eludirme”.
Pocos segundos después escucho un leve movimiento y decido espiar por la rendija. Nada al principio, pero luego puedo ver apenas que algo se mueve en la oscuridad y una idea asalta mi mente, que él también esta observando del otro lado, y mi paladar se humedece.
“Que belleza es dar rienda suelta al más bajo instinto animal y poder acechar en la noche, como un lobo a su presa, y darle caza con tenacidad.”
Un movimiento brusco del otro lado y un golpe contra el piso. Una torpeza, es la oportunidad que estaba buscando. Me inclino nuevamente hacia atrás y con todas mis fuerzas vuelvo a patear la vieja puerta de madera. Se abre con fuerza dando un latigazo y produciendo un sonido seco.
Ahora puedo ver al desgraciado tendido frente a mí, su sudor brilla en la oscuridad y su cara, bueno… su cara guarda una expresión que eh visto ya muchas veces antes y que nunca falla en producirme tanto placer.
Aprieto fuerte el puño que sostiene el cuchillo. Es mío… es mío para hacer con él lo que me plazca.

2 comentarios:

  1. como terminaaaaaaaaaaaaa??????!!!!!!!!

    pd: lo escribiste vos??

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  2. y... si, obvio... es mi blog, no? jajaja

    me copó un final abierto (x ahora)

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